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Vie, Abr

Los beneficios de comer en familia

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Es muy importante realizar las comidas en familia, por ello es fundamental acompañar al niño durante su momento de ingestión de alimentos, sobre todo considerando que el estilo de vida actual, en especial en zonas urbanas, muchas veces dificulta esto.

 

 Cuando el pequeño tiene aproximadamente un año deben integrarlo a la comida familiar, adaptándose al ritmo de vida de la misma. Las comidas para él serán pequeñas y frecuentes, con lo cual será conveniente que ingiera desayuno, almuerzo y cena como tres comidas importantes y dos refuerzos o colaciones a media mañana y media tarde. Este esquema evita que se alimente en forma desordenada y aprenda a registrar el hambre y pueda saciarlo.

En la familia el niño tiene sus primeras experiencias de socialización alrededor de las comidas. Experimenta con nuevos alimentos y aprende cómo comportarse. Le sirve para la transmisión de hábitos y le brinda un sentido de pertenencia.

En la edad escolar (6 a 11 años), el horario de las comidas se adapta a las actividades familiares escolares. El mundo de los niños en esta etapa se amplía y son mayores las oportunidades para comer afuera; escuela, casa de amigos, calle. Aunque en esta etapa prefiere comer en compañía de sus amigos, es importante crear el interés por la comida familiar, la oportunidad de crear hábitos de consumir alimentos saludables. El niño necesita aún un marco de referencia para poder seleccionar adecuadamente sus alimentos fuera de casa.

No debería pasar un período de tiempo mayor a 5 horas entre las comidas más importantes, por ejemplo desayuno, almuerzo y cena. De existir es conveniente ingerir un refuerzo o colación en forma intermedia.

En la adolescencia el estilo de vida y el ambiente sociocultural que rodea al chico, sumado a los cambios psíquicos propios de la edad, constituye un riesgo para adquirir hábitos alimentarios incorrectos: un alto porcentaje de adolescentes come frente al televisor o solos.

Los estudios muestran que la prevalencia de obesidad aumenta un 2% por cada hora adicional frente al televisor porque se suele consumir alimentos mientras se mira la tv.

La pubertad es una etapa de alto riesgo para el desarrollo de la obesidad, porque en este período se pueden multiplicar las células adiposas, lo cual implica que el individuo tendrá más facilidad de sufrir obesidad en la edad adulta. Por eso hay que vigilar la alimentación y la nutrición orientándolo a no comer más de lo que necesita.

En el tratamiento de la obesidad, como prevención, la familia constituye un factor importante.

El reconocimiento en edades tempranas de alteraciones de la alimentación, como Anorexia Nerviosa y Bulimia Nerviosa, permite tomar medidas preventivas y terapéuticas oportunas si las mismas son reconocidas en el seno del hogar.

En los casos de Anorexia Nerviosa, los adolescentes tienen “obsesión por la comida”, conocen perfectamente todas las dietas existentes, hablan de alimentación, conocen las calorías aportadas por los alimentos. Algunas estrategias consisten en comer en el cuarto y no en la mesa familiar y/o fraccionar la comida habitual.

Una medida preventiva y terapéutica de los trastornos de la conducta alimentaria requiere de la participación de la familia completa. Lo que se busca es mejorar la salud física, disminuir los síntomas, aumentar la autoestima y lograr un mejor desarrollo personal y social del paciente.

Los padres debemos orientar acerca de hábitos alimentarios correctos y detectar posibles alteraciones vinculadas a la nutrición de nuestros hijos.