¿Qué sucede con los pechos durante el embarazo?

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El aumento de tamaño y cambios en los pechos es absolutamente normal durante el embarazo, porque tiene como objetivo la preparación para la lactancia. Esto sucede por un aumento de hormonas femeninas (estrógeno y progesterona) a lo largo de la gestación. Los primeros meses se acumula grasa en los senos y las glándulas mamarias aumentan de tamaño. A medida que crecen los pechos y se estira la piel, es posible que se sienta tensión mamaria, picazón o aparezcan estrías.

 

Como hay un aumento en el suministro de sangre a las mamas, esto puede causar venas azuladas debajo de la piel. Los pezones se tornan más oscuros y crecen y las aréolas también.

En el segundo trimestre, las glándulas de las areolas aumentan y se vuelven irregulares, debido a un mayor suministro de sangre, segregando una secreción oleaginosa (calostro), que evita que se resequen y agrieten.

El calostro es la sustancia que alimentará al bebé los primeros días después del parto y que precede a la subida de la leche; que se tornará más ligera y casi transparente en el momento del alumbramiento.

Para el inicio de esa etapa, se recomienda el uso de almohadillas desechables o lavables. También es importante dejar secar los pezones al aire un par de veces al día y después de bañarse.

Cómo aliviar molestias

En el embarazo, las mamas están congestionadas provocando temperatura y tensión en las mismas. Pueden estar hipersensibles, incluso doler al tacto, a tal punto de no poder  llevar sujetador.

Para aliviar las molestias, se recomienda el uso de corpiño acorde al tamaño de los pechos, en lo posible de algodón, facilitando la respiración de los mismos. No utilizar sostén con aro, ya que restringe el flujo de sangre que se dirige a dicha área. Si duelen, por la noche, usar uno cómodo.

-Tomá baños calientes para aliviar la inflamación.

-Si sentís calor o dolor punzante, aplicate un paño fresco en dicha área.

-El masaje manual con alguna crema hidratante, también es recomendable.

Preparar los pezones

A partir del octavo mes del embarazo, se deben masajear los pezones preparándolos para la lactancia materna.

Hablá con tu doctor para que te revise y te diga si son chatos o invertidos, porque para que puedas darle el pecho a tu bebé efectivamente, deberá ser capaz de agarrar tu pezón y tirarlo hacia el techo de su boca. Si la forma no es la correcta para este fin, tenés la opción de usar unas pezoneras durante la etapa final del embarazo para estimularlos y que se hagan más prominentes.

Las pezoneras son tazas de plástico que ejercen una leve presión en la areola para ayudar a romper las adhesiones que impiden que los pezones tomen la forma necesaria para amamantar. Debés usarlas durante el mayor tiempo posible durante el tercer trimestre de embarazo, y quitártelas antes de ir a dormir.

-El masaje debe ser suave utilizando un aceite o crema adecuada.

-Los pezones de silicona son una buena opción.

-Exponé tus pechos al aire libre o pasando tiempo sin corpiño.

-No frotes tus pezones, dejalos que se acostumbren a la fricción y a la estimulación.

-Masajeá tus pechos diariamente para aumentar la familiaridad con ellos.

-Sostenelos con suavidad desde abajo y masajealos desde la pared del pecho hacia los pezones.

-Sacarte leche manualmente es una buena práctica para el amamantamiento.

¿Cuándo consultar al médico?

Algunos de los problemas más comunes que podrías tener en las primeras seis semanas incluyen:

- Senos demasiado llenos e hinchados.

- Pezones doloridos.

- Mastitis: infección en los pechos.

Estos síntomas que se presentan pueden ser solucionados en cuanto la mamá acuda a buscar ayuda de una forma más rápida para aliviar dichos síntomas, seguido de un tratamiento especializado por el médico.