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Jue, Abr

Tiempo de vacaciones: los chicos en casa

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Muchos padres se angustian con la presencia de los chicos en casa porque ellos dicen aburrirse rápido, ¿qué se puede hacer? Atender sus pedidos es muy importante, esto no quiere decir hacer lo que piden sino, escucharlos.

 

Hay que prestar atención a que la falta de rutinas escolares no se transforme en una desorganización de ritmos vitales. Se pueden flexibilizar los horarios pero es importante que duerman de noche y coman de modo ordenado, aunque es esperable que con los días más largos se duerman más tarde. Los adultos deberían preguntarse ¿de quiénes son las vacaciones? ¿Para quién? ya que a veces se transforman en un problema para la familia, más que en un momento deseado. 

Los chicos necesitan estar con chicos, tener la posibilidad de encontrarse con otros pares para jugar, que tengan opción a ir a espacios donde puedan desplegar actividades acordes a su edad y necesidades. Es útil encontrar organizadores diarios que faciliten el establecimiento de nuevas rutinas, para este nuevo tiempo. Recordemos que el cerebro necesita tanto novedades como rutinas. La búsqueda de ese equilibrio suele ser la clave para favorecer el bienestar.

¿Qué hacemos?

Durante las vacaciones se tiene la oportunidad de compartir más tiempo juntos, lo que a veces puede ser un desafío. En las familias que no están acostumbradas a ello pueden aparecer conflictos que requieran aprender a negociar. Es una oportunidad para conocerse y aprender nuevas formas de comunicación. Diferentes temperamentos en cada niño y en cada progenitor pueden generar encuentros o desencuentros. Hay niños que necesitan tiempo en vacío y allí pueden desplegar sus recursos imaginativos y su interioridad. Otros que, por el contrario, son de acción y disfrutan más en hacer que en pensar. Respetar cada temperamento estimulando aquello que no han desarrollado es una circunstancia bien compleja, sobre todo cuando hay varios niños en una familia.  Son situaciones de exigencia para los cuidadores y a veces requieren el asesoramiento de un especialista.

¡Me aburro!

Para que no se aburran hay muchas alternativas. Entre ellas actividades pautadas como colonias o bien aprender un nuevo deporte. Ir a la plaza con amigos o visitar algún espacio de la ciudad desconocido o museos, son buenas opciones.

Los chicos también pueden participar en las actividades de la vida diaria de los adultos, que durante la época escolar no conocen, sin que sean planteadas como rutinas aburridas ni obligaciones. Sirve para que aprendan a conocer el mundo adulto: ir al supermercado, cocinar, llevar el auto al taller, ir al banco.

Perder el miedo a aburrirse puede ser una buena premisa. A veces, al sentirse aburridos se sienten motivados para buscar en su interior la respuesta y esto es mucho mejor que esperar que otro se las dé.