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Mié, Abr

Aumenta la venta de juguetes para bebés, pero se reduce el segmento pre-adolescente

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El término “nativos digitales” designa a aquellas personas que crecieron en un entorno completamente tecnológico y esto trae como resultado importantes cambios culturales que también se reflejan en los hábitos de consumo, entre ellos, el de los juguetes.

 

Hoy los niños están expuestos a una multiplicidad de estímulos digitales, con una gran cantidad de apps y gadgets cuyo uso debe seguirse de cerca para evitar que su entorno se convierta en una burbuja tecnológica y no caer en el famoso “chupete electrónico”.

Frente a este escenario de cambios acelerados, desde la Asociación Argentina de Empresas de Juguetes y Afines (AADEJA) sostienen que los niños de hoy consumen los juguetes “tradicionales” hasta los 10 años, mientras que antes el consumo se extendía hasta los 12 años. Como contrapartida, la entidad destaca un gran crecimiento del segmento que abarca desde los recién nacidos a los 3 años.

Es muy común que los pre-adolescentes, por cuestiones de seguridad y para contacto con adultos de su familia, tengan celular desde muy pequeños. Eso hace que naturalmente estén expuestos a las pantallas desde una corta edad y que los “juguetes tradicionales” ya no representen para ellos el mismo nivel de interés que hace algunos años.

El juego es constitutivo y fundamental para el desarrollo de los niños. Un niño que no juega podría tener problemas en el desarrollo; los juegos tradicionales en este sentido son fundamentales para dar lugar al ‘como si’, a que los niños imaginen y puedan crear un mundo simbólico” sostiene Melina Hoijemberg, Lic. en Psicología (UBA, MN 55100), quien trabaja a diario en el ámbito educacional y clínico con niños.

¿Cuál es el rol de los juguetes tradicionales frente al avance tecnológico? Carlos Restaino, Director Ejecutivo de AADEJA, afirma que su papel central sigue siendo la estimulación de distintas funciones en los niños, y, dependiendo de la edad y de la etapa de desarrollo en la que estén, puede tratarse de funciones sensorio-motoras, juegos simbólicos, o juegos reglados que trabajan sobre los límites -lo que se puede y lo que no.

Por estos motivos, AADEJA tiene una postura más cercana a la de los educadores que a la de los empresarios. Consideran erróneo el concepto de “juguetería electrónica” que tomó más fuerza hace pocos años impulsado por campañas de marketing y publicidad de algún supermercado: las tablets, celulares y consolas no cumplen la misma función de un juguete.

Estamos a favor de modernizar e incorporar tecnología de punta al sector, sea a nivel productivo como en el diseño de productos. Ya existen juguetes que incorporan atractivos tecnológicos como la interactividad, pero siempre es fundamental que permita que el niño pueda “jugar” en el sentido más primitivo de la palabra, y dar rienda suelta a su imaginación” finaliza Restaino.