El tomate es un alimento que se incluye en gran parte de nuestras comidas en cualquiera de sus variantes. Se lo considera una fruta-verdura y es un alimento sumamente nutritivo por lo cual tiene beneficios terapéuticos.
Está compuesto casi en su totalidad por agua, también tiene, en diferentes proporciones: hidratos de carbono, proteínas, ácido cítrico, ácido málico, grasas, calorías, vitaminas y sales minerales, ayudando a nuestro cuerpo para que sus funciones actúen correctamente.
Algunas de sus virtudes son que actúa como depurador de la sangre, es alcalinizante, antiinfeccioso, disolvente del ácido úrico, y que sirve como diurético por su alto contenido en agua. En casos de fiebre ayuda a bajar la temperatura y se lo recomienda cuando hay falta de vitamina C.
A su vez, es remineralizante, vitaminizante, energizante y equilibrante celular, por lo que se lo considera para prevenir el cáncer.
También se lo puede aplicar en las zonas del cuerpo donde hay inflamación por picaduras de insectos o por acné. Cuando duele la garganta se recomiendan las gárgaras con jugo de tomate mezclado con agua caliente y colado. También el jugo ejerce un efecto sedante y es bueno para las arrugas sobre los rostros fatigados y para suavizar las manos agregándole unas gotitas de aceite.
Se encomienda que no estén muy maduros y el perita es el más recomendable a la hora de elegir una variedad con menor grado de acidez.
El tomate es propio del verano, aunque en invierno se los puede consumir pero el nivel de nutrición no es el mismo debido a que son de invernadero y allí pierden parte de su potencial.