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Jue, Mar

El mal hábito de fumar

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El consumo del cigarrillo siempre se ha justificado de formas diferentes, desde la versión más conocida atribuyéndole al tabaco el milagroso hecho de reducir el peso corporal, otorgándole el título al mejor sustituto de cualquier fármaco o actividad para controlar la ansiedad, a ser el mejor elemento a la hora de sociabilizar con las personas de nuestro entorno.

Nuestro país obtuvo el tercer puesto en el consumo de cigarrillos en toda America Latina, después de Ecuador y Colombia, según la OMS. En Argentina mueren 40.000  personas por año por el consumo de tabaco.

Ahora bien, las mujeres, en su gran mayoría, encontraron en el cigarrillo, la respuesta a sus problemas con la comida, evitando así la ingesta de la misma y, por consiguiente, llegar al peso deseado sin la necesidad de dietas ni ejercicios.

Pero el hábito de fumar no sólo afecta al sistema nervioso, a las hormonas, sino que deteriora el sentido del olfato y del gusto, logrando que a la hora de comer no se le sienta el gusto a los alimentos.   

Ahora bien, vamos a empezar a dilucidar por qué consumir tabaco baja nuestro nivel de estrés y a qué precio lo hace. La nicotina es una droga tan adictiva como la cocaína o la heroína, por lo que no estamos hablando de un simple vicio, sino de una adicción.  

Es cierto que el cigarrillo aliviana el estrés pero a un alto costo debido a que ciertas hormonas de nuestro cuerpo se ven alteradas por la nicotina, como la hormona de la adrenalina que tiene acciones hiperglucémicas, con lo cual se recurre al cigarrillo cada vez que se tiene hambre o se pretende relajar.

Es un engaño al cerebro, prohibiéndole que funcione correctamente, además desestabilizamos a nuestro organismo para lograr objetivos que obtendríamos si recorriésemos otros caminos ciento por ciento más saludables.

No podemos pasar por alto la gran creatividad de las marcas a la hora de hacer sus publicidades, en las que les hacen creer que el cigarrillo les brinda todo lo que “necesitan “ya que con sólo encenderlo nos convertimos en unos grandes seductores, somos “interesantes”, galopamos a lomos de un caballo en pleno bosque o a la orilla de una hermosa playa, o nos transformamos en la mujer más atractiva y liberada del mundo. 

Nada más lejos de los comerciales, lo cierto es que, al dejar de fumar, no sólo liberás a tu organismo de sustancias tóxicas, sino que además podrás ver el cambio en tu piel, en tu pelo y en tus uñas ya que crecerán con mucha más fuerza y dejarán de tener ese color amarillento al igual que tu dentadura.

Dejar de fumar lleva su tiempo y todo depende de las ganas y de la seriedad con que trates el tema. Siempre es un buen día para empezar, solo hay que animarse.