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Jue, Abr

Dime cómo duermes…y te diré qué hacer

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El embarazo nos prepara durante el último trimestre para lo que vendrá. Nos despertamos seguido, ya sea por un calambre, para ir al baño o simplemente porque el bebé se mueve. Este ensayo debería servirnos para acercarnos a la realidad del sueño del bebé recién nacido.

No cabe duda que cada bebé nos plantea su individualidad desde que se deja sentir moviéndose a diferentes horarios, tapándose la cara cuando nos hacemos la ecografía 4D o zapateando cuando comemos un alfajor. También lo hacen al nacer. Son personas con características únicas y definidas.

Hay que tomar nota durante el último tiempo del embarazo de los horarios en los que se siente mayor actividad de parte del bebé y guardar ese registro. Una vez que el bebé nació buscar las similitudes con la actividad a lo largo del día y, por supuesto, de la noche también. Es sorprendente apreciar la continuidad de la actividad dentro y fuera de la panza.

Lo que sí interviene en esto del sueño es claramente identificable a través de la observación minuciosa del entorno. Por eso, quienes rodean a la madre y su bebé, deben evitar emitir juicios de valor acerca de si está haciendo las cosas bien o no. Quienes rodean a las mamás, deben brindarse abiertamente a lo que ella necesita. Cuando la mamá consigue descansar, comer, bañarse y distraerse adecuadamente, todo lo demás, en relación a su bebé, lo sobrelleva con naturalidad.

Es importante aclarar que estamos rodeados de estímulos visuales, auditivos, olfativos y táctiles que a veces sobrepasan la capacidad de atención de un bebé. Esto también impacta sobre el sueño. Por ejemplo ¿Quién no ha visto un móvil instalado en la cuna del bebé? ¿A quién se le ocurre instalar una pantalla en el techo del dormitorio justo arriba de la cama? Hay cosas que hacemos porque las vemos funcionar de una determinada manera y las repetimos sin plantearnos que un simple móvil puede ser un motivo de estímulo importante dentro del espacio donde el bebé debe poder relajarse.

La mamá debe descansar en los ratos que el bebé está tranquilo y no necesariamente dormido. A veces es útil pedir ayuda a los brazos de una abuela, tía, papá o quien sea que se encuentre cerca y tomar una pequeña siesta.

Actualmente nos encontramos con mujeres “superpoderosas” y “superconectadas” a todo lo que las rodea, pero no a sus propias necesidades, a las que les cuesta mucho dormir de día, o dormir con “cosas pendientes por hacer”. El ejercicio de recostarse, aunque el sueño profundo no llegue, es un ensayo y ayuda a descansar el cuerpo y, sobretodo, la espalda.

¿Cómo pretendemos que nuestros bebés duerman sistemáticamente si las mamás priorizamos otras actividades por sobre el descanso? Esto responde claramente porqué los bebés nos siguen el ritmo.

El secreto radica en generar un entorno que despoje a la madre de tantas “ocupaciones” y la deje en paz con la única y más placentera, la de seguir gestando a su bebé fuera de la panza.

Cuando una mujer está embarazada, la cuidamos de muchas cosas, le damos el asiento, le decimos que se alimente, que descanse, que no haga fuerza. Cuando tiene a su bebé ¿qué hacemos? La criticamos duramente.

No podemos desmenuzar la historia y conocer cada rincón de cada noche de las historias, los relatos ajenos son simplemente eso, “AJENOS”.

Nos convertimos, a través de la Maternidad, un poquito en bebés, y eso es lo que tenemos que hacer, permitirnos ser bebés y acompañar su ritmo por un pequeño período de tiempo en nuestras vidas. Llegamos a esta etapa alrededor de los treinta años y en sólo el 0,75 por ciento de ese tiempo, que vendría a significar más o menos los tres primeros meses de sus vidas en relación a las nuestras, pretendemos que nuestros hijos sean “ordenados”.  Como si los adultos lo fuéramos, tenemos adicciones, obesidad, trastornos de sueño, de ansiedad y fobias.

Nos compramos libros acerca de cómo adiestrar bebés, esencias para que duerman, lucecitas hipnóticas, música de los 60 adaptadas, cunitas que vibran y nada de eso nos lleva al resultado de lo ideal.

Lo peor es que para cuando nos dimos cuenta, hemos agotado el primer año de vida de nuestros hijos pretendiendo algo que no sucedió y perdimos un margen de posibilidades de disfrutarlos tal cual estaban.

Tolerancia, paciencia, acompañamiento, empatía, cariño, calor, comprensión y cuidado. Esto es lo que necesitan la mamá y el bebé para poder dormir y descansar. Pero lo necesitan ambos. No hay forma ni técnica para dormir a un bebé, sí hay forma de relajarlo para que el sueño venga solo.

El colecho es otro gran tema que en algunas casas tiene medianamente planteos y cuestionamientos y en otras es absolutamente impensable. El compartir la cama, significa que el bebé también comparte con los adultos el espacio de descanso.

Estamos socialmente equivocados si desoímos las necesidades de las mamás y de sus bebés, ellos son los futuros ciudadanos y pobladores de este mundo y si queremos un mundo mejor y de paz, debemos respetar desde el núcleo familiar estas necesidades.

Los Hijos no son nuestros, los traemos a este mundo para continuar la especie, ellos van a copiar lo bueno e intentarán modificar y adaptar lo que no les pareció tan bueno pero, en definitiva, la matriz se la damos cada día.

Nuestra Misión es continuar la Especie y a través de un vínculo sano con nuestros hijos podemos, además, Mejorarla.