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Vie, Mar

¿Los supuestos: influyen en nuestros vínculos?

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Suponer infiere en dar por existente algo o como verdadero, a partir de cierta información o señales que hemos recibido. Suponer mal acerca de una situación o persona es uno de los factores que aparecen como constantes cuando el conflicto se hace presente. 

Cuando lo que suponemos se enlaza con una percepción errónea,  una mala comprensión de lo que acontece, junto a valoraciones prejuiciosas que desmesuradamente ponemos sobre los hechos o personas, afecta  los vínculos con los supuestos fantasmales que se apoderan de nuestro sentir  y empañan nuestro accionar.

Podemos decir que a menudo generamos ideas en relación a los sucesos que se manifiestan delante de nosotros. Generalmente lo hacemos para completar información que nos falta, para confirmar a cualquier precio, esto que deseamos ver, entender, concretar.

Cuando suponemos, algo de información tenemos, que puede ser certera o no, que podemos haber chequeado o no, y otra parte que sería lo que sumamos por cuenta propia, que estaría íntimamente relacionada, con nuestro sistema de creencias y mandatos, con la mirada positiva o negativa que depositemos en la situación, con nuestra propia historia y nuestra personalidad también impregnada con nuestra escala de valores. Por ejemplo: observando a un joven que se encuentra sentado a la mesa de un café mirando por la ventana, desde nuestras ideas inmediatamente podríamos imaginar que está triste, aburrido o que espera a alguien.

Tendemos a ver en la realidad el reflejo de nuestro propio sentir como en un gran espejo. En ese lugar, la imagen que tenemos de nosotros mismos participa de una manera significativa. La autoestima, según como se encuentre en ese momento, brindará su aporte para facilitar y resolver lo que nos pasa o bien, para sumar quizás inconscientemente, aspectos poco favorables  que aumente el nivel del conflicto y/o sume otros.

"Yo supongo que... tú supones que... el resto supone que..." algunas veces esta trama que se forma alrededor de lo acontecido, se encuentra muy lejana a la realidad y es la verdadera causal del gran problema. Cuando a esta cadena de supuestos, le incorporamos las comunicaciones fallidas y los malos entendidos, tenemos la maraña completa, de la cual  salir, aliviar o resolver, será solo a  departir  un recorrido especialmente inclinado hacia el ámbito de las confirmaciones de las hipótesis que nos hemos armado.

Al momento de suponer, además de entrar "en juego aquello que percibimos y cómo lo percibimos", también se filtran nuestras creencias, nuestro sistema de valoración y los mandatos internos que hemos incorporado como propios.

Es decir que captamos del entorno, que nos provoca un sentir y a partir de cierta información que tenemos en nuestro haber, suponemos que...

¿Qué camino tomar?

La comunicación directa y clara, como en la mayoría de las relaciones interpersonales funciona como un gran factor preventivo para los malos entendidos. Pero si están, existen, debemos revisar. Esto implica el empezar a distinguir lo que hemos entendido o conjeturado, de la información concreta y fehaciente y, además, poder confirmar las preguntas que se debieron haber hecho en un  principio.

 "¿Qué quisiste decir?", ¿Por qué actuaste de esa manera?, le brinda al otro la oportunidad de aclarar y expresarse.

Decir "Yo entendí", "A mí me pareció", "Yo creí", son posturas que en el diálogo abren las puertas de la escucha y el intercambio. Genuinamente darán cuenta de lo que cada una de las partes deberá asumir, como consecuencia de la propia interpretación.

Yo supongo... tu supones... todos suponemos... conscientes de esto seremos capaces de implementar los cambios necesarios que mejoren el buen entendimiento y vincularidad.