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Vie, Abr

La mejor forma de elegir calzado

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No existe nada peor que cuando te das cuenta que los zapatos perfectos que te probaste en el negocio hacen que te duelan demasiado los pies cuando los usás. Aquí tenés una guía práctica para ayudarte a elegir el mejor calzado.

Medias: Cuando comprás calzado, recordá probártelo con el par de medias que considerás que usarás. Podés llevarlos puestos o dentro de tu bolsa.

Largo: Tu zapato debería ser de aproximadamente media pulgada más largo que tu pie para asegurarte que tienen lugar para moverse y así poder evitar cualquier fricción. Medí el largo de tu pie hasta la punta de tu dedo más largo.

Ancho: El calzado debe sentirse cómodo en tu pie en el punto más ancho, para así prevenir roces. Así que asegurate que no haya puntos de presión. Si no podés contonear tus pies, entonces los zapatos son muy ajustados.

Profundidad: La parte superior no debe presionar tu pie, especialmente en la punta. Este tipo de presión puede generar irritación en la piel, problemas en las uñas y calambres. La profundidad del calzado será la correcta si te permite flexionar el pie.

Talones: El calzado debe adaptarse a tus pies con firmeza alrededor del talón, especialmente en los zapatos deportivos. Un talón inestable hace que tu pie pueda deslizarse, y esto puede provocar dolor e irritación.

Plantilla: Es importante elegir una plantilla o un calzado que la tenga con forma anatómica capaz de respaldar a tu pie en los puntos de apoyo correctos. Los zapatos con plantillas removibles son muy prácticos, ya que se puede quitarla para colocar las que son ortopédicas o más anchas para evitar el dolor de pies a lo largo del día.

Forro: El revestimiento del calzado debe ser suave y libre de arrugas o cualquier costura elevada. Esto ayudará a evitar irritación o daño a tu piel.

Parte superior: Sea cual fuere el material de la parte superior, asegurate que sea flexible y que no impida el movimiento de tus pies. También es importante que ellos puedan respirar, para que no se recaliente y se produzcan olores.

Suela: El material de la suela debe ser liviano, duradero y tener una buena sujeción. Intenta elegir un calzado que le ofrezca protección a tus pies de las piedras u otros objetos del suelo que puedan terminar lastimándote.

Cierre: De ser posible, elegí un calzado con cordones, tiras o hebillas, para que puedas ajustar el cierre y que éste se adapte a tus necesidades.

Tamaño: Nuestros pies se desarrollan por completo a los 18 años de edad, pero tu tamaño y forma pueden cambiar con la edad o con el embarazo. La forma del calzado y el ajuste también hacen la diferencia. Así que es mejor elegir uno que sea cómodo y donde tu pie también se sienta así.

Prueba y error:

Siempre probate ambos zapatos. La mayoría de los pies de las personas varían apenas en tamaño, así que optá por la talla del pie más largo. Tu pie se ensancha cuando colocás todo tu peso corporal en él, así que ponete de pie. Siempre es bueno comprar zapatos por la tarde o por la noche, cuando tus pies están alargados después del estrés del día.

Un pequeño truco:

Finalmente, asegurate de caminar por el local con el calzado puesto; inclusive el material más suave puede que no te brinde el confort necesario cuando te muevas. Debés usarlo por lo menos 10 a 15 minutos, así que mantené puesto el zapato que te interesa y caminá todo lo que sea posible.