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Jue, Abr

El acoso sexual callejero, la violencia que no se ve

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A lo largo del tiempo la mujer fue ganando terrenos que la ayudaron a ocupar diferentes roles y que le permitieron crecer de una manera paulatina e integral. Sin embargo, aún hay cambios por hacer, objetivos que lograr, para que la vida en sociedad sea más justa y digna para todos los miembros que la componen. En este caso, en el ámbito de “la calle”, parecería que sigue padeciendo ciertas desventajas, como por ejemplo el acoso callejero.

Nadie merece ser molestado en la vía pública y mucho menos acosado. Pero si nos preguntamos qué respaldo legal tiene en nuestro país el acoso sexual callejero, qué tipo de concientización, educación, o campaña preventiva existe en relación a este tema, nos encontramos con espacios en blanco.

¿Qué  es el acoso callejero?

Es toda verbalización o acción que intimide, exponga, incomode, a una persona, en este caso hablamos de mujeres. Expresiones que muchas veces aparecen solapadas bajo el nombre de piropos y van desde tocamientos de los hombres en sus genitales, insinuaciones sexuales, groserías y palabras obscenas, hasta intentos de manoseo o exagerado rose cuerpo a cuerpo.

¿La cultura influye negativamente?

“Y que querés si va así vestida…” “Vas riéndote como loca por la calle…” “ Y bue... los hombres se confunden, sos muy simpática…” y así podríamos señalar un sinfín de frases que parecerían abalar este comportamiento masculino.

Estos mensajes, además de resultar altamente negativos, desvían la responsabilidad del hecho hacia la misma víctima. Desde luego que ninguna vestimenta, look, actitud, personalidad que posea una mujer puede ser suficiente argumento para que algún hombre se sienta con derecho a acosarla.

Es muy común, que en nuestra sociedad, se aliente a los varones tempranamente a que se animen a decirle cosas a las chicas que pasan, siendo estos escenarios motivos de alardes, festejos, burlas, etc., sin considerar ni por un segundo, qué puede sentir una joven bajo ese tipo de exposición.

Impacto emocional

El acoso puede significar solo un mal rato para una mujer, pero también puede dejar secuelas emocionales significativas y duraderas. Dependerá de la impotencia, temor, culpa, y otros sentimientos que hayan aflorado en un momento como ese. También la personalidad,  historia de vida,  edad, serán factores que determinen una mayor o menor afectación.

¿Y si me acosan en la calle que hago?

Es la pregunta que muchas mujeres se hacen. Sin embargo las repuestas lamentablemente no son tantas.

Considerando que mayormente no se conoce a quien acosa, no es conveniente la confrontación, ya que no se sabe si se trata de una persona peligrosa. Según las situaciones, la indiferencia a lo que se dice, podría ser una buena estrategia. El evitar pasar sola por algunos lugares donde este tipo de hombre se agrupa, puede resultar preventivo. Pedir ayuda a otras personas  o algún agente de seguridad en el caso de sentir temor a ser perseguida por alguien.  Si existen  hechos que se producen  asiduamente  con las mismas personas, se debe comunicar a familiares, amigos, compañeros de trabajo o hacer una denuncia policial.

¿Cómo comenzar un posible cambio?

Brindar el apoyo a aquellas instituciones, entidades o agrupaciones que proclaman y trabajan para una igualdad de derechos. Respetar en la vía pública a todas las personas. Y, fundamentalmente, porque el acoso sexual callejero tenga su penalidad, como cualquier otro acto de violencia.

Hay que crear conciencia en edades tempranas a través de la educación familiar e instituciones escolares, en relación a la importancia que tiene el respeto por nuestros semejantes. Educar para desarrollar la empatía, siendo ésta una habilidad necesaria para poder ponerse en el lugar del otro y comprenderlo.

El acoso callejero a las mujeres, es un acto de violencia que en la mayoría de los casos sigue teniendo de aliado al silencio, ese mismo silencio que es necesario quebrar para gestar el cambio.