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Jue, Mar

Gran impacto de los Omega-3 sobre la salud

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El balance de ácidos grasos Omega-3 / Omega–6 en la dieta tienen un enorme impacto sobre la salud.  

Desde hace tiempo se sabe que las poblaciones que tienen alto consumo de pescado como salmón, trucha, sardina, atún y mariscos sufren menos enfermedades cardíacas. Tal es el caso de los japoneses y esquimales.

Los ácidos grasos Omega-3 / Omega-6 son considerados esenciales porque no pueden ser sintetizados por el organismo y sólo pueden ser obtenidos a través de la dieta y/o suplementación. Los Omega-3 poseen propiedades antiinflamatorias, antiarrítmicas y antitrombóticas (los trombos son tapones que se forman en las arterias), mientras que los Omega-6 tienen propiedades exactamente opuestas. Podríamos decir que éstos últimos están presentes en los aceites de maíz, girasol, cártamo, semillas de algodón y en la carne de animales que son alimentados con este tipo de granos. 

Desde nuestros ancestros, ha cambiado el balance de estos ácidos grasos en nuestra dieta. El ideal de la concentración en nuestros tejidos debería ser de 70% Omega-3, 30% Omega-6.  

El pescado y el aceite de pescado, son ricos en ácidos grasos Omega-3, pero hay otro tipo de ácido graso Omega–3 llamado linoleico, que pertenece al reino vegetal ya que predomina en semillas y aceite de lino, chia, vegetales de hojas verdes, nueces y porotos. Por su parte el ácido linolénico es un ácido Omega-6 presente en los granos, carnes y semillas de la mayoría de las plantas. 

Numerosos estudios de investigación han demostrado que los ácidos grasos Omega-3 protegen de enfermedades cardiovasculares, aterosclerosis, y otras enfermedades inflamatorias o proliferativas como artritis, asma, cáncer y demencia. Su efecto en la dieta o suplemento dietario sobre la salud del corazón y las arterias, influye tanto a los que padecieron como a los que no sufrieron episodios previos de infarto de corazón. En ambos casos, el riesgo de arritmia cardíaca se reduce a un 50%. 

La Asociación Americana del Corazón recomienda a las personas sin historia previa de problemas cardíacos, una ingesta de dos porciones de pescado por semana, junto a otros alimentos ricos en ácido Omega-3. Y a los que sí tuvieron inconvenientes de corazón, consumir una comida diaria de pescado graso o bien agregarle a la dieta suplementos comerciales de Omega-3.  

Sin embargo, los beneficios que nos dan, no se acaban en la prevención y en la mortalidad en personas cardíacas o no cardíacas. Estudios recientes señalan que el consumo o suplementación de aceites de pescado con Omega-3 durante un período de 5 años disminuye la velocidad de envejecimiento de nuestros cromosomas en hasta un 32%.  

Los espectaculares avances en los conocimientos sobre nutrición han permitido crecer a pasos agigantados en la promoción de la salud, y en la prevención de enfermedades crónicas que pueden afectar nuestra calidad y longitud de vida. No obstante, la selección de los alimentos está sujeta a la libertad de elección. Aquí, como suele ocurrir a menudo, la buena información permite hacer uso adecuado de nuestro discernimiento en el ejercicio de nuestras decisiones cotidianas. Esto significa que un acto tan simple como seleccionar uno u otro alimento en el supermercado puede alcanzar un impacto cada vez más predecible para nuestra salud, tanto para bien como para mal.