El dulce encanto de verte bien

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La miel no sólo es un producto que se consume como alimento, también es una excelente materia prima de la cosmética. Está unida a la belleza de la piel porque se demostró que su uso da resultados efectivos.

Las plantas toman el agua de la tierra y como pasa por el tallo traslada azúcares, minerales y vitaminas que varían en cada una de ellas. Por eso la miel va a variar de color, consistencia y sabor dependiendo de las diferentes plantas de las que proviene.  

Es sabido que las abejas trabajan arduamente en sus panales y que resultado de  esa labor obtenemos la miel. Ésta es un fluido dulce elaborado por estos simpáticos insectos, que se logra a partir del néctar de las flores que toman, lo aglomeran con sus propias secreciones, lo convierten con la química de sus cuerpos y lo almacenan en las colmenas donde se termina de desarrollar el proceso. 

En la cosmética, la podés encontrar en formatos de cremas humectantes y cicatrizantes, mascarillas limpiadoras y preventivas de arrugas, propóleo, cera, polen, jalea real, lociones y tónicos. Tienen resultados sorprendentes en el cuidado de la piel y se la puede utilizar para el cutis (tanto graso como seco), para las manos y para el cuerpo. 

Es intensamente hidratante, activa la circulación superficial, de esa manera enfrenta a la sequedad de la piel, las impurezas, las manchas y las arrugas. Por sus condiciones suavizantes y astringentes, afina la piel mejorando su textura. 

Tiene propiedades antimicrobianas y antisépticas que ayudan a curar y a prevenir infecciones en heridas, irritaciones y quemaduras si se mezcla la miel con limón y glicerina.  

El deterioro de la piel por el clima, el paso de los años o productos detersivos, puede ser corregido gracias a este producto natural que calma, alisa y nutre. No dejes de probarlo.