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Vie, Mar

Azúcar, el veneno de nuestra alimentación

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Desde la industrialización de los alimentos, el azúcar refinada inundó la cocina mundial tanto en occidente como en oriente, donde se elaboran pastelería, golosinas y cualquier tipo de dulce con esta clase de azúcar. Como la consumimos en cantidad, es necesario saber qué rol cumple en nuestro cuerpo. 

 

El azúcar refinada tiene una absorción rápida que, a los pocos minutos de haberla ingerido, hace subir la glucosa en la sangre, produciendo un estimulo directo sobre la insulina, la hormona que es encargada de sintetizar grasa y proteínas.

 

La insulina es muy buena y necesaria para nuestro cuerpo pero en dosis normales. Cuando está baja se desencadena la diabetes insulino dependiente o tipo 1,  patología que tiene una frecuencia moderada. La insulina alta es una epidemia en el mundo, y es consecuencia de la ingesta exacerbada de azúcar refinada.

 

La mayoría de las personas que comen grandes cantidades de azúcar, además de poder sufrir obesidad o sobrepeso, no saben que la mediadora para que esto ocurra es la insulina alta. 

 

Otro secreto poco conocido es que la insulina alta, al producir el aumento de la síntesis de proteínas y de grasa, se relaciona con la facilidad con la que una célula puede crecer y multiplicarse. Esto es debido a que cuando comemos mucha azúcar, la insulina alta estimula directamente una sustancia llamada m-TOR., que es la responsable de la multiplicación celular. 

 

Hoy está científicamente comprobado que la vida se prolonga si comemos menos calorías, especialmente al retirar de nuestra ingesta los azúcares (galletitas, pastelería, factures, golosinas, dulces, gaseosas), la explicación científica es que de esta manera, se disminuye la insulina y el m-TOR y así la posibilidad de desencadenar un cáncer y por supuesto se evita la obesidad y sus complicaciones. 

 

El azúcar blanco refinada que consumimos habitualmente no contienen ninguna de las vitaminas o minerales que el cuerpo necesita para procesarla.

 

Desde que tenemos azúcar refinada, ya hace por lo menos 1 siglo, ha aumentado muchísimo en la población la incidencia de obesidad y las complicaciones que esta tiene, como la diabetes, los cuadros de infartos y los accidentes cardiovasculares.

 

Las células cancerígenas hoy se sabe que absorben y comen glucosa a una velocidad 200 veces mayor que las células normales.

 

Podemos relacionar a los cánceres más frecuentes de nuestra población, como es el de mama, de colon y de pulmón, con ingestas abusivas de azúcares refinadas.

 

En síntesis:

ü  El azúcar posee una impresionante capacidad adictiva 

ü  Distorsiona las hormonas, pues el sistema endocrino está compuesto por un gran número de glándulas interconectadas. 

ü  Deprime el sistema inmune, envejece el cuerpo, crea inflamación, cambios raros de humor y síndrome premenstrual.

ü  El azúcar, las harinas refinadas, los conservantes y colorantes intoxican desde que entran al organismo. El hígado es el guardián de nuestro cuerpo, pero con el tiempo su capacidad desintoxicante se empieza a perder y las toxinas llegan al cerebro alterando sus funciones.

 

Por si fuera poco, el  azúcar genera un estado en el cerebro de falta de oxígeno, de acidosis y de estimulación de la química cerebral que se relaciona con la ansiedad, la hiperexcitabilidad, y esto se interconecta con la agresión, la angustia y los estados de pánico.