San Valentín

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Este día parece haber llegado a nuestro calendario para estimular pensamientos y emociones contrapuestos según la situación sentimental de cada persona. En realidad, se ha transformado en una fecha de celebración para algunos, de “prueba de amor” para otros, de percepción de ausencias o supuestas carencias para cada vez más personas. Entre estos últimos, algunos, han comenzado a adherir simbólica o efectivamente a movimientos anti-valentines, tales como celebrar el 13 de febrero el día de los Singles o Solos, solteros, en nuestro castellano; como forma de mostrar que hay un segmento cada vez más amplio que no tienen una “pareja estable” y que de todos modos tienen motivos para celebrar. 

Sin entrar en detalles de cómo y por qué esta celebración comenzó a echar sus raíces en nuestra cultura local, interesa precisar por un lado cuál sería el objetivo de este rito y, en segundo lugar, proponer algunos pensamientos respecto de aquellas personas que no tienen “pareja estable”, podríamos decir que tienen “pareja inestable”, lo cual no es una situación excluyente de los llamados “solos” o los que por el momento no se están emparejando con nadie íntimamente, estable o inestablemente. Hay muchas parejas formalizadas que se fundan en relaciones inestables, pero ese es otro tema. 

A la situación de estar en una relación íntima a la vez que socialmente declarada, con una persona determinada de manera frecuente, elijo llamarla “tener pareja regular” a los fines de este escrito. 

“Solos & Solas” resulta un concepto demasiado amplio para reducirlo a aquellas personas que hoy no tienen una pareja regular. Se puede estar solo estando acompañado, y de ese dolor mucho más frecuente, muy pocos hablan. Es una suerte de tema tabú. 

Objetivamente, por así decirlo, San Valentín es el día del amor y la amistad. Es la definición de esta celebración para quienes quieran adoptarla. Se trataría, entonces, de festejar la presencia de valiosos compañeros de la vida y creo que la percepción de que todos tenemos uno o algunos, es mayoritaria.  Los valiosos compañeros de la vida muchas veces se enmarcan en relaciones que no son de pareja regular. 

Pero, ¿qué les sucede a quienes hoy no tienen pareja que suelen sentirse mal y no encuentran forma de vivir ese día – el de “San Valentín” o “Los Enamorados” - de una manera más productiva, o simplemente vivirlo sin esfuerzos como un día más?.

Esta pregunta, sugiere algunas posibles respuestas,  nuevos pensamientos si la derivamos en otras preguntas o reflexiones tales como: ¿Por qué sólo se piensa en el amor de pareja regular y no se celebran otros amores? ¿Por qué no nos hacemos cargo de que el mundo cambió y también las relaciones? ¿Por qué se cree, siempre, que la felicidad está en “la vereda de enfrente”? (justamente donde uno no está parado). 

El asunto es que cada uno debe generar sus propias condiciones para sentirse a gusto con la propia vida, sin que esto recaiga o dependa de la relación con otra persona.  

La felicidad y la capacidad de disfrute son competencias personales y depende de nosotros; frase que comienza a sonar trillada, pero evidentemente ha sido poco asimilada. Nos guste o no es así y hay que hacerse cargo de esto. 

El amor de pareja es algo hermoso; pero, como tantas otras situaciones y relaciones que también son hermosas y nos presenta la vida, muchas veces se valoran en el instante en que no se tienen, cuando parece que más las necesitamos. Entonces duelen y calan hondo en su ausencia. Pero esto es un parapeto cultural: culturalmente aún estamos educados para anhelar o  valorar lo que no tenemos, y esto genera mucha distracción respecto de las oportunidades y tenencias del ahora.    

En general las mujeres, son quienes más suelen sentirse perturbadas en su emocionalidad y sentido de la existencia en etapas donde se encuentran sin pareja, alterando su capacidad de registrar y aprovechar lo suficiente las posibilidades que hoy tienen para generar nuevas experiencias  a partir de esa situación.  

Esta inhibición o bloqueo de las potencialidades también es cultural. Más de las veces tiene que ver con hallarse en contraposición con ideas, ya casi obsoletas, sobre cómo debería estar o vivir una mujer a determinada edad para considerarse feliz y desarrollada, y no con algo que tenga valor de verdad en sí mismo. Mujeres de otras épocas, no muy lejanas, imaginaban las posibilidades que tenemos actualmente de vivir nuestra vida en libertad y con autonomía como un anhelo utópico o inalcanzable; sin embargo hoy es posible.

 

Todo es cíclico y nada es permanente. Si hoy no tenés pareja aprecialo, encontrale las ventajas, las tiene. Sumergite en la experiencia y valoralo. Es sabido que, cuando todo haya cambiado nuevamente, se comienza a extrañar lo que no se tiene, porque aún debemos aprender sobre apreciar activamente lo que tenemos y agudizar la conciencia sobre el valor del presente. 

Las idealizaciones son un mecanismo de defensa para no entregarse y comprometerse con nuestra única realidad  posible: hoy.

Idealizar la situación sentimental “en pareja regular” es evadir la posibilidad de aprovechar la realidad de estar soltero hoy, y viceversa: muchas personas casadas o “en pareja regular” idealizan el estar solteros, poniendo en marcha el mismo mecanismo evitativo: no valorar lo que han construido e inferir que la felicidad está en otra parte.    

Como se mencionó al principio, estar en pareja no siempre equivale a estar acompañado. Cuántas veces nos encontramos  al acercarnos un poco a la intimidad de una pareja formalizada, con una forma de unión que no nos resulta aceptable. Habitualmente las relaciones no se fundan en un vínculo sano y comprometido; y ese es el dilema que en nuestra época quedó de manifiesto, y lo que, muy probablemente,  generó  cierto “desencanto” por el cual muchas personas quieren lograr o conservar esos atributos estando “solos” o a través de vínculos de características diferentes a los tradicionalmente conocidos.  

Transiciones, fenómenos individuales y sociales entrelazados. En este complejo entramado en parte elegimos y en parte no; y se van instalando nuevas formas en los vínculos en los que estamos implicados a la vez  que nos trascienden.  

Lo que es siempre elegible es la opción de salir adelante y vivir con amor y respeto hacia uno mismo y hacia los otros, los que se nos da.  

No tener pareja regular, no implica no tener sexo, no salir, no divertirse. Son situaciones distintas.  

Hay que estar abiertos a la vida, dispuestos a vivir con intensidad el presente, manteniendo el cuidado y la confianza en uno mismo respecto de lo que vendrá.  

Feliz día del amor y la amistad.