La “violencia” y las mujeres en nuestra legislación y en nuestra sociedad

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La violencia contra las mujeres reconoce en nuestra sociedad, como en muchas otras, su fundamento o causa en estructuras sociales y culturales que sostienen relaciones desiguales y jerarquizadas entre varones y mujeres, que se reproduce y manifiesta en las instituciones, el discurso y las prácticas sociales, legitimando como algo natural, estas relaciones de poder. Poder del hombre sobre la mujer como pauta cultural, social, mediática; y muchas veces alentado en una sociedad con crisis de valores por las propias mujeres. 

Es que la violencia muchas veces supone, para las mujeres, una “vergüenza” de la que no queremos hacernos cargo o bien no podemos. He visto divorcios o denuncias sobre violencia familiar que no suelen comprenderse. La mujer que muchas veces realiza la denuncia, es la que justamente retira la misma o bien perdona a su marido, a su compañero, pareja o novio. Es que tomar conciencia de la huella nefasta que la violencia deja, a mi criterio, es difícil de superar cuando en nuestro interior no aprendemos a valorarnos, a reconocernos con nuestras virtudes y defectos, cuando tenemos incorporados mandatos familiares, sociales y culturales que atentan muy por debajo de nuestra conciencia y que nos colocan en el lugar equivocado. Nos consideramos las causantes y merecedoras de la violencia que ejercen los hombres en general sobre nosotras, y así desatendemos nuestra libertad y nuestra dignidad.  

He visto cómo muchas mujeres, (y en esto existe una silenciosa red entre nosotras para cooperar, para ayudarnos, para reconocernos como tales), luego de veinte años de ser sometidas a vejámenes impensables, físicos o psicológicos, un día deciden tomar las riendas de sus vidas y apartarse definitivamente de aquello que durante años tanto daño les ha hecho. Las causas de dicha actitud me exceden dado mi profesión, pero sí el sentido común y una visión amplia del alma humana me hacen pensar en que cada persona es tan única que decide poner o no fin a la violencia cuando recurre a redes de ayuda, a redes de mujeres, a atención especializada o cuando la vida les muestra aquellas “señales” que quizás no pudieron ver durante mucho tiempo. 

En lo que al plano jurídico se refiere, la subestimación hacia la mujer, el distrato y su victimización, responde a circunstancias históricas que lamentablemente han derivado en la aceptación y cristalización que habilitan atentados contra la integridad, la salud, las libertades y la vida de las mujeres: el común denominador es que las mujeres son usables, prescindibles, maltratables y desechables. 

¿Que es la violencia de género?

La violencia de género comprende una multiplicidad de situaciones: la violencia emocional, los insultos y amenazas, la violencia física (empujones, golpes, disparos, ataque con arma blanca, el acoso y el hostigamiento sexual, la explotación sexual, etc.). Por tanto no se limita a la violencia doméstica que hasta hace poco preveía la ley 24.417. Hoy, superada ampliamente en consonancia con la legislación internacional y con los tratados incorporados por nuestra Constitución de la Nación sobre derechos humanos, por la ley 26.485 sancionada en nuestro país el día  11 de marzo de 2009, ley que no ha sido reglamentada a la fecha.  

La nueva ley tiene como objetivo eliminar la discriminación entre mujeres y varones en todos los órdenes de la vida. Para ello será necesario realizar campañas (que ya se vienen realizando desde múltiples organizaciones no gubernamentales), desarrollar políticas públicas acordes con dicho objetivo, incentivar la cooperación y participación de la sociedad civil comprometiendo a entidades privadas y actores públicos no estatales.  

Asimismo resulta importante relevar datos y poseer estadísticas confiables que permitan visualizar los problemas que presenta nuestra sociedad, para así detectar cuáles son las causas que lamentablemente provocan la violencia, cómo prevenirlas, cómo difundir y concientizar, cuáles son las campañas publicitarias adecuadas, en definitiva, cuál es la estrategia que en nuestra sociedad, única como toda sociedad , requiere para avanzar no solamente en el plano legislativo, sino en la formación de políticas públicas eficientes y viables. 

La importancia de la ley radica en que considera distintos tipos de violencia contra las mujeres que se realicen por acción, omisión, en el ámbito público y en el privado, cuando la misma se de en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial o su seguridad personal. 

Muchas referentes que han dedicado su vida al estudio de la violencia de género, han destacado que “El hombre quedó excluido de los cambios y esto lo pone violento”. Quizás habría que repensar los roles de hombres y mujeres y meditar sobre dicha frase, aunque claro está, nada justifica el uso de la violencia en cualquiera de sus formas. Asimismo, debemos reflexionar en solucionar estos nuevos roles ya que las mujeres siempre construyeron su género de manera subalterna con respecto al hombre. Pero ahora han cambiado y esta nueva situación les causa un gran temor a los hombres. La mujer ha cambiado, no sólo porque trabaje, sino por su postura moral, ideológica y psíquica; ha cambiado cómo se presenta en la sociedad, ya no son subalternas de los hombres y mucho de éstos no aceptan la libertad del sexo femenino en las relaciones afectivas. 

Todo esto nos llevaría a un gran debate: develar qué hay detrás de cada acto de violencia, tanto en el agresor como en el agredido, determinar las causas para sanar el vínculo, para reafirmar la identidad de las mujeres, nuestra autoestima y saber que solamente el amor en su concepto amplio, puede remediar cualquier situación por más grave que se presente, solo el amor puede ser reparador y superar cualquier situación de violencia. 

La nueva ley da un gran paso para ello, los poderes ejecutivos locales y el poder ejecutivo nacional han y siguen haciendo planes para que la ley se cumpla. La política pública debe expresarse y así lo está haciendo en acciones positivas que promuevan todo tipo de discriminación y de violencia. 

La ley nos da la posibilidad de seguir pensando la historia de la violencia que ha estado presente en todas las épocas y como mujeres tenemos la obligación de hacernos cargo, de participar, de pedir, de reclamar nuestros derechos.