Mineralograma de cabello - El pelo y la composición de la dieta

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Todo lo que comemos, respiramos o nos colocamos en la piel puede llegar al cabello llevado por la sangre. Los minerales y metales recorren todo el organismo llegando al pelo, por eso su análisis abre una nueva visión para resolver los problemas específicos al reconocer la individualidad bioquímica de los seres humanos.  

 

El análisis consiste en medir cantidades de zinc, cobre, cloro, sodio, potasio, selenio, vanadio, litio, hierro, cadmio, aluminio, plomo, arsénico, magnesio, manganesio, cromo, níquel, estronsio, fósforo, iodo y  azufre. Las medidas se entregan en cantidades exactas de cada una de esas sustancias, y el médico, al ver el resultado, puede interpretar, por excesos o por carencias de estas sustancias, qué patología puede tener la persona en el futuro. 

 

A nuestro pelo lo lavamos, lo cortamos, lo teñimos, lo sometemos a cualquier cambio físico o cosmético posible; y esto hay que tenerlo en cuenta a la hora de interpretar los resultados. Es por ello, que se analiza el pelo que no haya sido intoxicado, eligiendo el del tórax en los hombres, o del pubis en hombre y en mujeres. De esa manera se puede ver qué pasó con lo que una persona comió, respiró, bebió y hasta qué cremas usó entre seis meses y un año antes.

 

Se insiste en descubrir metales y minerales porque son los que quedan fijos en pelo y en otros órganos, como el cerebro, los huesos y músculos. Otras moléculas, como por ejemplo los azúcares, las proteínas y las grasas no quedan fijas porque son utilizadas y removidas con mayor rapidez de nuestro organismo.

 

Por esta razón este examen no evalúa modificaciones rápidas que ocurran en el cuerpo, para eso los médicos estudiamos la sangre, la orina, la saliva, pero no estructuras que crecen lentamente como el pelo.

 

Para mejorar la calidad del cabello es necesario eliminar las sustancias tóxicas y compensar las carencias de nutrientes que detectamos en el análisis del ‘mineralograma de cabello’. Los médicos debemos hacer una campaña de educación y prevención, donde se sepa que nos podemos intoxicar con sustancias que están en el aire, en el agua y en los alimentos.

 

Los metales tóxicos como el mercurio, el arsénico, el plomo, el cadmio, dentro de los más frecuentes, ingresan al organismo  por el aire que inhalamos, los plaguicidas que se ponen en frutas y verduras y por el agua que bebemos.

 

El análisis del cabello permite conocer la composición de la dieta. Lo que uno come se fija en el cabello y éste puede examinarse y deducir muchas cosas.

 

El pelo está hecho de una proteína llamada alfa queratina, y los cambios con el alimento se reflejan en él mejor que en cualquier otro tejido. Incluso, se pueden conocer las variaciones estacionales de la dieta.  

 

Los resultados del mineralograma  pueden dar una correlación con deficiencias de nutrientes en la dieta en forma crónica. 

 

El ADN del pelo puede dar información genética e incluso la información de la célula completa  de qué murió la persona. El cabello es un elemento que está vivo en su raíz,  nos da la sangre que estuvo irrigando los últimos meses, los últimos años,  y con esto los elementos de minerales y de metales que nos dan el valor de intoxicación que también tiene el individuo.

 

Enfermedades que previene el estudio

 

Las alteraciones de la memoria: se relacionan con tener selenio, cromo, y litio bajos por falta de éstos en la comida y también con tener aluminio, hierro y cadmio altos que llegaron a nuestro cerebro a través del cigarrillo, de la carne y de los aerosoles. También se relaciona con tener dosis altas de plomo, que inhalamos en las ciudades con alto nivel de vehículos y con mercurio elevado. Estas intoxicaciones nos van llevando con los años a la aparición de demencia senil.

 

La artrosis: sabemos que el que tiene falta de selenio y exceso de cadmio por ser tabaquista acelerará la llegada de esta enfermedad.

 

La calvicie: además de los estados hormonales, se relaciona con la falta de zinc, selenio en la dieta, y con el exceso de cadmio por la contaminación ambiental. 

 

La ansiedad: se relaciona con falta de magnesio en la dieta y con intoxicación con plomo de aluminio que entran a través del aire.

 

El síndrome de pánico: se relaciona con falta de litio en la dieta y con elevada intoxicación por plomo aluminio y manganeso.

 

El insomnio: se relaciona con plomo elevado y magnesio y calcio bajos.

 

El cáncer: se relaciona con déficit de zinc, selenio y manganeso 

No es muy conocido este estudio pero realmente tiene resultados maravillosos para saber en profundidad el estado de la persona, para luego realizarle una dieta acorde a sus faltas o excesos de vitaminas y nutrientes en general.