Gritar la vida

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Será que entre tantos golpes y situaciones adversas la creatividad es el grito de la necesidad de cambiar el mundo, de defenderse de él y generar una ilusión que nos mantenga vivas. Así surgen los talentos: del choque fuerte y aguerrido entre la vida que se afirma y la muerte. El resultado: la genialidad y el encanto.

Es una forma de decir, "mi mundo interior es más bello que todo esto", "mis ilusiones tienen que valer de algo", "mis sueños no pueden morir atrapados en mi mente, desangrando mi corazón", "mis lágrimas tienen que tener algún sentido", nuevos sentidos, nuevas causas, nuevos efectos, al menos tienen que aflorar de (¿ilusorias?) nuevas frustraciones para que no se sequen en un progresivo nirvana.

Los actos de creatividad, son una superior imposición de la vida a la fuerza de la muerte. Una lucha sin diplomacias, pero en donde no se paga con la misma moneda. En todo caso se la tira habilidosamente para que caiga del revés,  entonces cambia la escena y desaparece la batalla. La nueva escena es esperanza y emoción, y volvemos a nacer.

Sólo de la vida puede nacer la vida, porque aún la muerte sólo puede ser muerte en un contexto de vida. Al menos debe haber una sola persona que note una ausencia, para que algo o alguien pueda declararse muerto.

Mi "nona" - una viejecita sabia si las hubo - solía decir que "nos vamos de este mundo de la misma manera en que llegamos" con TODAS las implicancias que tiene esta frase. Lejos de parecerme una frase pesimista, con el correr de los años la fui encontrando francamente realista y desafiante. Habla del inicio y del fin, pero inteligentemente nada sentencia sobre el mientras tanto.

En nuestro mientras tanto podemos marcar la diferencia, no importa el fin o hacia donde tendamos, sino lo que podamos hacer y/o generar en el transcurso de nuestro tiempo. Las condiciones de dolor o carencias, suelen ser el semillero de los grandes dones o talentos. Todos tenemos alguno, no importa cuánto consigamos con él; la capacidad de expresión para mitigar la muerte está asegurada. La sublimación de las tendencias tanáticas suele ser la musa inspiradora de las artes. Incluso del arte de vivir.

Cuando se vive cerca del propio deseo y se valora la vida tal como puede ser, habiendo dado lo mejor de uno y sin temores, se puede decir "No me arrepiento de nada", frase que me parece una necesaria autoabsolución a nuestras dudas, pendientes, dolores y culpas, en tanto sepamos que, a nuestro modo, hemos dado lo mejor. Sólo así podemos perdonar a otros, y comprender muchos de los desencuentros y aceptarlos sin odios ni rencores.

Si por nuestras motivaciones hemos decidido pagar un alto precio, nadie puede juzgarnos si nos hacemos únicos responsables de saldarlo.

La vida y la muerte van juntas y hasta son relativas: podemos vivir cien años sin haber vivido un sólo día, como vivir en la eternidad por sentir y gritar la vida en unos pocos momentos.